martes, 4 de marzo de 2008

este no es el cuento del taller, pero sí lo escribí

No sabia que iba a decidirlo allí. Con la cabeza sobre su pecho, no estaba buscando con las manos una respuesta. Y el calor. De Gran Vía al barrio de las afueras, Madrid se recorta como un listón de balcones sucediéndose. Ladrillos, cristales, macetas, farola, farola, farola. Cuánto tiempo podría haber pasado en esa postura retorcida y cómoda. El taxista pregunta de vez en cuando, pero ella no aparta la vista. Mejor por el paseo de las Acacias. Al otro lado de la piel, alguien respira. El alcohol ha tomado con el azúcar cada uno de sus órganos. Los adormece y excita. Justo hasta la frontera donde un trago más podría haber sido letal para la noche. No adivina el camino. Ni las acacias, ni ningún árbol que pueda dar nombre a un paseo. Desde hace tiempo, mucho antes, esta ciudad es una maqueta asombrosa. Está alfombrada y los pasos no son nunca demasiados. Escucha la respiración. La ciudad es una película estrecha de casas sucediéndose por las ventanas. Hace unas horas, la guerra se escondía de ella en la otra esquina con su fuego y sus barricadas. Hace unas horas se sorprendió al no conmoverse cuando encontró aquella boca en el metro. Una mujer latinoamericana con el mismo labio superior que tenía aquel. Sin definir su piel y su comienzo. Esas bocas inflamadas hasta antes del beso. Que se retorcerán después como un animal marino al rozar el limón. El recuerdo no echó tantas alas. Cuando piensa en esto, desaparecen los balcones. Seguramente estén cruzando el río apuntalado. Y al otro lado, a mitad de camino de regreso a una casa, a mitad de camino entre la madrugada y el día siguiente, lo decidió. Escondió el gesto de vértigo en el abrigo. Iba a quedarse. Aquí. En Madrid.

5 comentarios:

david dijo...
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Anónimo dijo...

Literatura dices, tramposilla.

En el argumento, vale. Pero la escena la he vivido yo )contigo( tal cuál.

Me gusta ser tu personaje, leernos así. Aunque sean lietraturas.

Rrrrso.

(lo que me cuesta cambiar la voz, ¿eh?

AROAMD dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

no sabes el lío que me he hecho
para decirte

que yo nunca fui mucho de hablar

y de ahí
siendo sabio como eres

y además matemático y filatélico

sabrás