lunes, 23 de junio de 2008


es que llueve fuera


con furia


y yo me quedo mirando al techo nuevo de esta habitación








la suavidad


la piel


(los mullaidines)





la tormenta que se ha desatado sin preaviso


y las sandalias


que se aprietan a los tobillos para no escaparse por las aceras.





Busco trabajo. Mujer joven periodista busca. Aroa joven mujer busca.





Qué difícil.





Pero tengo que escapar. Antes, mucho antes de que la ilusión comience a pudrirse por culpa de los que ya no la tienen.





Tres días y tú y yo tomaremos un avión. Por primera vez, planeta, volaremos.





Y a Paris.





Qué más.





Nada.





f


e


l


i


c


i


d


a


d

viernes, 13 de junio de 2008



No te acuerdas.


Pero aquella noche estabas empeñado en la tormenta de arena con la que amenazaba Google. No sé qué imaginabas, si un vendaval desértico.


Lo cierto es que salió el sol por la mañana. Y yo me quedé ahí,


como ahora, observando el espacio vacío que tu cuerpo dejaba en el sofá blanco. Sentándome a escribirte en la silla que aún guarda tu tacto.

sábado, 12 de abril de 2008

ahora mismo


lo que más me gusta de México


es la posibilidad de ir contigo


y enseñártelo
.

jueves, 27 de marzo de 2008

muchacha en la ventana




Muchacha en la ventana, Dalí

:
A veces pienso en tí cuando no estás conmigo. En cómo te ve el mundo. En cómo vas por las calles de esta ciudad, en el metro, dando saltitos pero con el gesto serio y la corbata sin que nadie sepa que estás escuchando música de gritones y guitarras distorsionadas o leyendo un libro donde luchan los dragones.

Ayer por la mañana y hasta, más o menos, las seis y media, yo andaba inquieta, floja, nublada. Por qué. Supongo que mucho tiene que ver el trabajo. Las cosas a medias, esa obra que me urge que termine por mil razones y que a mí me parece que no avanza. El teléfono por las mañanas que no para de sonar y que yo silencio.

Como una pésima inactitud.

Las cosas que me pesan, me cuesta sacarlas, me cuesta hasta reconocérmelas a mí misma. Y se quedan dentro. Se hacen sedimento involuntario y un día rebosan. Como si defraudara a algo o alguien que me ha dicho que tengo que mantenerme firme, estable, fuerte. La autosuficiencia. Y esta, a su vez, con la intrahistoria que todos llevamos y que nos hace ser como somos.

Y entonces llegas tú. Y me llamas. Y yo te noto en la voz que estás riendo. Y dices 'te quiero' y yo me escondo de todos los 'señores del trabajo', detrás de una planta de la redacción y miro Madrid por las ventanas. lejos. Calculo el punto donde estás. Y sonrío. Sonrío como una 'boba'. Y todo se me pasa. Y las páginas salen más rápido. Y salgo temprano y voy a verte. Y me pones a ver las noticias del fútbol y padre de familia, y el hormiguero y cenamos hamburguesas que cogemos con las manos. Y te escucho palpitar bajo el oido. Tú eres rítmico.

Y quiero tener más millones de segundos, de minutos, de horas.
Y llenar otro cuadernito como este. o como sea.
No me asustan las cosas que me dices. Cómo iban a hacerlo si son las que yo me callo.

martes, 4 de marzo de 2008

este no es el cuento del taller, pero sí lo escribí

No sabia que iba a decidirlo allí. Con la cabeza sobre su pecho, no estaba buscando con las manos una respuesta. Y el calor. De Gran Vía al barrio de las afueras, Madrid se recorta como un listón de balcones sucediéndose. Ladrillos, cristales, macetas, farola, farola, farola. Cuánto tiempo podría haber pasado en esa postura retorcida y cómoda. El taxista pregunta de vez en cuando, pero ella no aparta la vista. Mejor por el paseo de las Acacias. Al otro lado de la piel, alguien respira. El alcohol ha tomado con el azúcar cada uno de sus órganos. Los adormece y excita. Justo hasta la frontera donde un trago más podría haber sido letal para la noche. No adivina el camino. Ni las acacias, ni ningún árbol que pueda dar nombre a un paseo. Desde hace tiempo, mucho antes, esta ciudad es una maqueta asombrosa. Está alfombrada y los pasos no son nunca demasiados. Escucha la respiración. La ciudad es una película estrecha de casas sucediéndose por las ventanas. Hace unas horas, la guerra se escondía de ella en la otra esquina con su fuego y sus barricadas. Hace unas horas se sorprendió al no conmoverse cuando encontró aquella boca en el metro. Una mujer latinoamericana con el mismo labio superior que tenía aquel. Sin definir su piel y su comienzo. Esas bocas inflamadas hasta antes del beso. Que se retorcerán después como un animal marino al rozar el limón. El recuerdo no echó tantas alas. Cuando piensa en esto, desaparecen los balcones. Seguramente estén cruzando el río apuntalado. Y al otro lado, a mitad de camino de regreso a una casa, a mitad de camino entre la madrugada y el día siguiente, lo decidió. Escondió el gesto de vértigo en el abrigo. Iba a quedarse. Aquí. En Madrid.

lunes, 25 de febrero de 2008

3ºC-3ºD


"yo tenía un primo en Getafe
que se tuvo que marchar
se tuvo que ir pa'Alicante
sin poderlo remediar,
De vez en cuando nos llamaba
con el ojo to' torcío
con una pena en el alma
que Alicante se había íííooo

Querido primo yo te digo:
vente pa' Madrid"

Ooooh el Getafe ha ganado al Madrid. Y ¡hala! levanto los brazos como me deja el sueño para arriba y te digo a las 8.00 horas de la mañana desde la cama: eh! mira! bieeeeeeeeen! (por dentro pienso: pobres, si es que les gana hasta el Getafe, que ya decía ayer mi padre: estos van a tener que venderlo todo para financiarse, ¿cuántos socios tienen? 10.000) Es que tenía yo un primo que a puntito estuvo de entrar en el Getafe. A mi primo siempre le gustó el fútbol. Ojo! que yo también podría haber sido futbolista profesional, porque además de que cambiaba cromos con él de la liga qué? 86-87? con gran destreza en la terraza de su casa mientras hacíamos la digestión para volver a la piscina, le ganaba a pataditas al balón. Pero, digna yo, lo dejé por la poesía (aaaaaah, oficio remuneradísimo que me trae hoy hasta esta mesa de despacho de lujo: cenicero hasta arriba, cortinas recién puestas, caja de almacenamiento de datos, cuadernito casero con gráficos).
Sonaba el telefonillo: mmmmmmmmñec! quién es? - Iván - Bajas a jugar a las pistas? -No puedo, tengo que escribir unas odas...
Mi madre dice que él siempre fue más avispadillo que yo para los deportes, que no para la supervivencia. ¿Te he contado que lo primero primero que aprendí a decir fue 'es míííííío'? Y así le robaba el biberón en el parque.2-0. Porque, además, el tipo era bueno. Y yo algo mandona. Mi abuela dice que tiene muy mal caracter ahora: (póngase tono agudo de abuela) Al Iván no te lo vayas a perder tú de vista, dice. Pero cualquiera no tiene humores subidos en esa casa...
Total, que él a los cuatro años tenía que tomar un jarabe riquísimo para abrirle el apetito, y eso y las anginas le convirtieron en un flojo. Igual era entonces cuando yo le ganaba al fútbol.

Con un primo de tu edad se comparten tantas tantas cosas...

Un entregado a los deportes. Un día le llamaron del Getafe. -Iván, queremos ficharte. Eres un diamante en bruto (que lo era un rato, bruto digo), y vamos a pulirte en Las Margaritas (así me imagino yo aquello).

Mi tía: ay, mi niño, qué vale pa tó.
Mi tío: tú métete al furbol que nos sacas de pobres.
Yo: Un primo en el Getafe, esto lo cuentas y da puntos (pa qué, quién sabe)
Mi abuela/elo: Siempre dijimos que él era el tesorito familiar...

Mi primo: No gracias, a mí el fútbol me gusta para pasármelo bien con los amigos. Quiero ser enfermero.

Y ahí está.

Ah, qué por qué te cuento esto y no mejor lo de tus amigos friquis que se tiran media hora (que yo lo vi en el reloj del menos friqui de todos, pero más peligroso..) jugando a escuchar medio segundo de una película en una cocina con gatos y decirla levantando la manita para arriba: yoyoyoyoyoyo... Master and Commander!!!!oh lo siento, el otro la dijo antes de escucharla... Y eso que yo, a puntito estuve de hablar para decir que aquello que el amigomenosfriquiperomáspeligroso dijo que duraba más y que en qué año había nacido yo era la sintonía de los anuncios de la Primera. Pero no, claro. Los friquis lo último que vieron en la Primera fue El equipo A. Da igual. Te lo cuento porque.... me duele. Sí.

Pero era él, el Primo, porque los que vinieron después, generaciones posteriores a la Game Boy (un abismo), no son lo mismo.

Los dos nos distanciamos mucho. Años. Él le dejó de decir a mi madre que si llevaba lentillas azules para tener esos ojos tan claros. Mi madre de decir que era su sobrino favorito, aunque lo siga siendo. Mi padre le dejó de decir que estudiara alemán que le iba a ayudar en el trabajo y a jugar a 'un 21' en la canasta del garage, mi tía dejó de guisar rico para todos, mi tío dejó de contarse chistes verdes con mi abuelo, mi hermana de crecer con su hermano y yo... perdí y desde entonces sé porque se llama así, al hijo de los hermanos de tu padre, un primo-hermano.

Él lloraba cuando yo le decía en aquel portal que iba a dejar de ser su prima, que me iba a sacar su sangre. Qué cruel.

Y ya estoy. Es ponerme a pensar en todo lo que esos años envuelven, y aquí, en el despacho este del Alto de Extremadura, con pantalones de raya diplomática, pero de pijama, y una camiseta de...(no puedo leerlo desde arriba) se me cae la lágrima otra vez. Porque le echo de menos. Aún. Joder. Ya la he liado conmigo y aquí sola. Sentir es bueno. Es bueno.

problemas, problemas, problemas... hacerse mayor sin delicadeza es dejar de darle importancia a lo que realmente la tiene. Y esta nochevieja que cenamos todos juntos, con la vejez metida en las manos de la abuela, y la enfermedad superada pero desquiciada dentro de alguna, con el silencio de mi padre, mi contención de llanto (se me escapa sólo sin preguntar), el dolor de los que faltan y no porque hayan muerto y todo el teatro del 'aquí no ha pasado nada'...

Iván y yo. 3ºD-3ºC. Junio-Agosto. Él el 30, yo el 1.Bici con cesta-BMX. El disfrazado de Supermán, yo de payasa.
Ayer decían en la serie que vimos en tu sofá nuevo: ahora no podemos hablar de lo unidos que estuvimos ni de lo distanciados que estamos ahora.

Habrá que hacer el esfuerzo para que salte el reflejo de haber crecido juntos.

(Vaya rollo he soltado... los traumitas saliendo, jiji... ahora me voy ligera a pedir permiso para las obras. tengo los pies fríos y no descubro qué huele a tí aquí...cincomillonesdebersos)

jueves, 21 de febrero de 2008


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pruebo a escribir en el bloc de notas por primera vez mientras espero que me llame Dimitri. Dimitri es grande, con barriga grande y siempre viene fumando. Está haciendo los papeles de sus hijos porque en cinco años le caducan.Ya pasaron. Llevo tu bata y alguna horquilla despistada que se queda aquí más tiempo que yo. Y ya. El disco duro masca la música a ratitos.
'La vida a veces te invita a una ronda, te guiña los ojos, concede una tregua'.

Te vas. Asomadito a tu puerta. Veo en el reflejo del barniz en la madera como cierras tu casa. TU casa con su olor. Pienso en que he debido ir haciéndome sabia con el tiempo como tú piensas que aquella noche en el Bremen no te pasaste ni en una ni en otra dirección y entraste en aquel barco. Y en el 503 c. Porque yo andaba por el Bremen, qué quieres, sin esperarte y sí, asomada en cubierta, mirando el puerto lejos, la caída de la luz. Creo que los barcos zarpan al atardecer. Así salí de Grecia y llegué a Dubrovnik. Feliz simplemente de soltar amarras.
Qué poco me costó decirte que me gustabas.Fue a la segunda vez. Yo sí me acuerdo. Aun estamos en el mar del norte porque aun es invierno.Porque tal vez me había fijado en tí por la calle, si no de qué recordar tu chamarra verde de Amsterdam.
Ayer yo miraba a mi amigo, el rubito, el que no te deja ponerte calcetines blancos, al que le molesta el humo cuando no es suyo, el de la espalda derecha y el jardín ordenado, con su vidita de boy scout, con su novia premeditada de manual y me daba tanta tristeza haber perdido tanto tiempo.Tanta, que no me pude entender a mí entonces.

Yo le decía a alguien desde octubre que era 'ahora', que tenía un presentimiento bueno, de muchas cosas buenas juntas sobreviniéndose y a punto de estallarme en las manos. Y abres la puerta entonces de aquel camarote y entras, con el abrigo puesto, con la lucidez. Y dices: 'hazte para allá'. Y te hice hueco en el sofá blanco. Y lo decía una vez en un cobertizo. Jugando. Dijeron: escribe un nombre. Había velas que habíamos robado en nuestras casas. Es muy bobo, pero escribí uno. Con un rotulador azul como lo que tienes aquí en el bote de cristal, veo exactamente el color. sin intuición y con azar y casualidad.